martes, 8 de noviembre de 2011

La redacción de citas textuales

La cita textual es un procedimiento discursivo mediante el cual se incorpora o se reproduce un enunciado en el interior de otro con marcas lingüísticas que indican o sugieren la porción de texto que pertenece a una voz ajena. Se suele usar para apoyar, complementar y profundizar una exposición o argumentación. La validez de las citas depende en la práctica de que al recogerlas se cumpla con una serie de normas y referencias, por lo que se recomienda que:

• Deben justificarse o tener una razón de ser, lo que se logra al poner en evidencia su vinculación con el tema que se desarrolla.
• Deben aparecer o presentarse de manera fluida en la redacción del discurso.
• Si son directas, su reproducción debe ser siempre exacta, fiel al original, verificable.
• Si son indirectas, sus ideas deben respetar el sentido original con que fueron expresadas.
• Deben remitirse a un autor y a una obra determinada, siguiendo algún modelo internacional de referencia.

Las citas textuales pueden presentarse en estilo directo o indirecto, dos estrategias distintas de referir la enunciación. La cita en estilo directo interrumpe el discurso principal para adoptar el enunciado secundario, el cual se reproduce tal cual fuera concebido originalmente; mientras que la cita en estilo indirecto presenta el enunciado secundario con ciertas modificaciones para adaptarlo al discurso principal. Veamos algo más:

• Dado que presenta dos discursos diferenciados de dos emisores distintos, la cita en estilo directo implica cambios en la entonación y en la construcción sintáctica. En la escritura se distingue porque suele ser anunciada y delimitada por signos gráficos como los dos puntos, que indican el inicio de la cita, y las comillas, que indica su extensión. Ejemplo:

En un cuento de Juan Rulfo nos encontramos con un pasaje donde un hijo le cuenta a su padre lo que le pasó con un militar que lo interrogaba sobre quién era el culpable de la muerte de un hombre que se hallaba a su lado:
"Me siguió preguntando: '¿Entonces quién, eh?' Y así se estuvo dale y dale hasta que me zarandió de los cabellos y yo ni metí las manos, por eso del codo dañado, que ni defenderme pude".

• La cita en estilo indirecto se presenta como el discurso de un solo emisor que introduce, adaptándolo, el discurso de otro. Por ello no implica cambios en la entonación y la construcción sintáctica fluye así con naturalidad; tampoco requiere del uso de dos puntos ni de comillas, pero sí de ciertos mecanismos de cohesión gramatical que garanticen la fluidez de la adaptación. Ejemplo:

El hijo le cuenta a su padre que el militar le preguntaba que quién era el asesino de aquel hombre que se hallaba a su lado. Y que luego, enojado de insistir sin obtener respuesta, le zarandeaba de los cabellos y que no pudo ni siquiera defenderse porque tenía el codo dañado.

Veamos ahora algunas de las normas más aceptadas sobre la reproducción de citas:

a) Si la extensión de una cita textual directa ocupa no más de tres líneas puede incluirse entre comillas en el texto principal. Ejemplo:

Francisco Henríquez y Carvajal piensa que “los primeros años de la vida son los mejores para sembrar los gérmenes de las ideas” y “para determinar los buenos hábitos”, que les servirán al niño tanto en el ámbito académico como en la vida práctica misma.

b) Si es más extensa, se recomienda copiarla en párrafo aparte con un poco más de margen y en letras de menor tamaño. En este caso no hacen falta comillas, ya que se hace obvia ante el lector. Veamos:

En una carta que le dirigiera a su esposa Salomé Ureña de Henríquez, Francisco Henríquez y Carvajal le decía en 1888 lo siguiente:

…la educación de Fran me preocupa. No creo que a un niño pequeño se le debe apurar con estudios penosos y acumulados; pero sí que los primeros años de la vida son los mejores para sembrar los gérmenes de las ideas que después se desenvuelven ampliamente en el cuadro de las ciencias y para determinar los buenos hábitos. El niño debe amar el estudio, deben interesarle las cuestiones nuevas; una vez habituado, entonces, aunque no lo dirijan, estudia y se forma.

c) En cada cita formal debe darse referencia sobre el autor y la fuente. Esto se puede hacer de dos maneras:

1) Tras la transcripción de la cita y entre paréntesis o con envío a una nota a pie de página o a final de capítulo o al final de la obra, en donde se dan una serie de referencias sobre la obra citada.

Henríquez y Carvajal lo dice así: “El niño debe amar el estudio, deben interesarle las cuestiones nuevas; una vez habituado, entonces, aunque no lo dirijan, estudia y se forma” (Seebac: Familia Henríquez Ureña: Epistolario (I). Editora Corripio, Santo Domingo, 1996, pág. 19).

2) Mediante la codificación autor-fecha, muy usual hoy día en documentos científicos debido a su simplicidad, que consiste en anotar entre paréntesis, antes o después de la cita, el apellido, el año de publicación del texto y la página:

En su libro Historia del tiempo, Stephen Hawking expone que Newton postuló una ley de la gravitación universal de acuerdo con la cual cada cuerpo en el universo era atraído por cualquier otro cuerpo con una fuerza que era tanto mayor cuanto más masivos fueran los cuerpos y cuanto más cerca estuvieran el uno del otro, y que era esta misma fuerza la que hacía que los objetos cayeran al suelo (Hawking, 1993: 21).

d) Otras observaciones:
• Si se suprime algún fragmento de texto en las citas, esto debe indicarse allí mismo con tres puntos entre paréntesis.
• Si se añade o reconstruye algún fragmento de texto en las citas, este debe aparecer entre corchetes.
• Las llamadas de nota del texto remiten no solo a referencias bibliográficas, sino también a otras aclaraciones u observaciones que aparecen por lo general en orden numérico a pie de página, al final del capítulo, o al final de la obra.


Las referencias bibliográficas

Se trata de un conjunto mínimo de datos o informaciones que permite la identificación de un documento o de una parte del mismo, sea este un ensayo, un artículo, una monografía, una tesis, un libro de texto, una novela, un registro sonoro, un video, etc.

Las referencias bibliográficas se suelen anotar al momento de comentar una obra o tras haber citado un fragmento de texto específico, tal como vimos en el subtema anterior. Es necesario especificar los datos bibliográficos del material utilizado para la elaboración de un trabajo de investigación, por varias razones: a) porque existen derechos de autor legalmente establecidos; b) porque el plagio o copia de obras ajenas haciéndolas pasar como propias es un delito; y c) porque citar las fuentes de información es una garantía de seriedad intelectual y calidad académica.

Los datos de la obra que se suelen tomar en cuenta son estos:
• La autoría: se trata de quién es el responsable de la cita referida, el autor, el traductor, el editor o la fuente a quien se le atribuye la obra. En una lista de referencias bibliográficas como las que aparecen al final de un libro, el autor se suele presentar considerando primero su apellido y luego su nombre, para facilitar la organización alfabética del inventario. En obras de responsabilidad colectiva, se sugiere citar no más de tres autores.

• El título: Se debe presentar tal como aparece en la portada de la obra. Debe escribirse tras el nombre del autor, luego de dos puntos, en letras cursivas o entre comillas, dependiendo del modelo que se esté siguiendo.

• La edición: Aparece luego del título y tras un punto, e incluye el número de edición de la obra (a partir de la segunda) y el nombre de la empresa editorial que la ha reproducido.

• El lugar de edición: Se anota tras el nombre de la editorial, separados por coma, y por lo general se trata del nombre de la ciudad donde se materializado la obra, aunque a veces se anota también el país.

• La fecha de publicación: Se trata del año específico de producción de la obra. Puede aparecer, según el modelo, después del nombre del autor y entre paréntesis, o luego de la especificación del lugar, separado de este por una coma.

• El número de página del que se tomó el texto. Se escribe al final, separado del dato anterior por una coma. Si se trata de más de dos páginas, sólo se escriben la primera y la última cifras, separadas por guion. Luego se cierra la referencia con un punto.

La bibliografía

La bibliografía suele ser el apartado final obligatorio en los trabajos de carácter académico de cierta envergadura. Consiste en una lista de obras o documentos que han servido de referencia para un trabajo de investigación académica. Se suele organizar alfabéticamente a partir del primer apellido de los distintos autores consultados.

Existen varios modelos de presentar los datos de las referencias bibliográficas. Veamos los dos más usuales, aplicados en este caso solamente a libros (para el caso de otro tipo de documentos físicos, recomendamos al lector consultar en internet o en libros especializados):

• Formato tradicional: apellido del autor, coma, nombre, dos puntos, título en letra cursiva o entre comillas, punto, editorial, coma, lugar de edición, coma, año de publicación, punto. Por ejemplo:

García Márquez, Gabriel: “Cien años de soledad”. Ediciones Cátedra, Madrid, 1984.

• Formato APA (American Psychological Association): apellido del autor, coma, inicial(es) del nombre, punto, fecha entre paréntesis, punto, título subrayado o en letra cursiva, punto, lugar de edición, dos puntos, editorial, punto. Por ejemplo:

García Márquez, G. (1984). Cien años de soledad. Madrid: Ediciones Cátedra.


En caso de que se trate de una referencia a un documento electrónico o consultado en la internet, también existen varias propuestas, de las cuales nos parece muy práctica la siguiente:

• Formato MLA (Modern Language Associaton): Semejante a los modelos anteriores, se trata de identificar la autoría, el título del trabajo y el medio de comunicación consultado, se distingue la fecha de difusión o producción del documento de la fecha exacta cuando se consultó en línea, luego se copia la dirección electrónica que conduce a dicho trabajo.

Si se trata de un artículo, podría referirse así:

Sevares, Julio, “Darwin se puso de moda”, Clarín, Buenos Aires, 2/08/2000. Consultado el 11/08/2000, disponible en http://www.clarin.com.ar/diario/2000-08-02/o-02501.htm

Si se trata de una enciclopedia en línea, podría citarse de esta forma:

“Inteligencia colectiva”, en Wikipedia. Consultado el 18/06/2011, disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Inteligencia_colectiva

Si se trata de un trabajo sin algunas referencias, podría citarse de esta manera:

“El sincretismo lingüístico de los dominicanos”. Texto en red s. r. (sin referencia), 12/09/2010. Consultado el 23/04/2011, disponible en http://cm.sinc-ling.do/cm/ms/que/reflexiones/doc.html

Si se trata de una enciclopedia en CD-ROM, podría referirse así:

“Voladora”, Enciclopedia Dominicanísima, CD-ROM. Huracán Multimedios. Santiago, 2012.

sábado, 9 de abril de 2011

La ortografía en el chat

Muchos estudiantes y profesores, así como profesionales de diversas áreas y gente culta en general, reaccionan escandalizados y expresan sus inquietudes ante las alteraciones que sufre la lengua al ser usada en facebook, twitter, mesenger o cualquier otra red social o medio de comunicación escrita típico de la era digital. Y se preguntan: ¿Es posible controlar el mal uso de la lengua al chatear? ¿Se debe exigir el cumplimiento de las normativas ortográfica y gramatical a los usuarios de los sistemas de mensajería vía internet? ¿Qué se podría hacer para evitar o mejorar todo esto?

Más que críticas o rechazos lo que este fenómeno precisa es reflexión. Habría pues que analizarlo y explicarlo a fondo, para comprenderlo y ponderarlo en su justa dimensión, para conocer sus causas y sus consecuencias, sus aspectos positivos y negativos, para descartar prejuicios y plantear las advertencias correspondientes. En tal sentido, es bueno tomar en cuenta algunas cosas como las siguientes:

En toda lengua se presentan diversos niveles de uso de la expresión, desde los más vulgares hasta los más cultos, y esto se manifiesta tanto en el habla como en la escritura de la gente.

La lengua reproduce las estructuras sociales y culturales: cada quien se expresa según sus capacidades o limitaciones, según sus intereses, su contexto y su pertenencia a determinados grupos sociales.

Los registros lingüísticos responden a contextos formales e informales, por lo que cada persona asume uno u otro dependiendo de la naturaleza de la conversación que sostenga y de sus propias capacidades para llevar a cabo la comunicación.

Las causas de la economía y de las deficiencias lingüísticas que se ponen de manifiesto al chatear son diversas, e incluyen aspectos tanto sociológicos como psicológicos, tanto educativos como actitudinales.

El chat o el comentario por escrito a través de medios electrónicos, por su propia naturaleza informal y por la espontaneidad que lo rige, está sujeto a cierto pragmatismo lingüístico: la gente busca la rapidez de la comunicación, por lo que es proclive a la simplicidad de lo coloquial.

Las faltas de ortografía reflejan los niveles de competencia y las actitudes de cada uno de los usuarios de la lengua; en consecuencia, debido a la precaria formación académica de la mayoría de los dominicanos, no podemos esperar un buen uso de la lengua en los medios de comunicación, pues nadie puede dar de lo que no tiene.

La lengua es un fenómeno de comunicación social, producto de una comunidad de usuarios, que la heredan y la aprenden unos de otros. La gente sigue modelos lingüísticos de los diferentes entornos en que se desenvuelve; en los contextos formales, las personas tratan de adaptarse a las exigencias; en contextos informales, las personas suelen dejarse llevar por la corriente e imitar modelos o paradigmas expresivos existentes y adaptarse así a la situación comunicativa en que se hallan.

Es inevitable, en consecuencia, lograr unificar criterios al respecto; cada emisor se expresa como puede y como quiere y será juzgado o no según la conciencia de su receptor.

El lado positivo del fenómeno es que estos sistemas de mensajería instantánea amplían los canales de comunicación social. En cuanto a los aspectos negativos, las principales consecuencias de escribir sin seguir las normativas idiomáticas podría ser estas: comunicación deficitaria en menor o mayor grado, promoción inconsciente del empobrecimiento lexical y semántico, profundización de los problemas ortográficos y gramaticales.

En definitiva, paradójicamente, más es menos en el caso que nos ocupa: ciertamente la gente tiene más opciones de mantenerse en contacto y aparentemente se expresa más (criterio de cantidad), pero lamentablemente se comunica menos (criterio de calidad), debido a la superficialidad que suele regir el diálogo en la mayoría de los casos.

Pienso, sin embargo, que no debemos asumir actitudes alarmistas, pues a fin de cuentas toda lengua es un gran sistema que se compone de innumerables subsistemas o dialectos, que a su vez revelan la conformación de cada uno de los distintos estratos sociales, así como la diversidad de contextos en que mujeres y hombres se comunican.

Pero, además, es válido destacar que el seguimiento a las normativas nunca ha sido general ni mucho menos total entre los usuarios de la lengua, pues en la práctica siempre han sido sólo unos pocos (entre ellos algunos intelectuales, artistas, lingüistas, profesores y autodidactas) los que conocen grosso modo la lengua y respetan sus reglas ortográficas y gramaticales.